David estaba trabajando duro en su nuevo proyecto de desarrollo de software, una aplicación de servicios que prometía ser la mejor en su clase. Había estado trabajando durante horas y estaba completamente inmerso en su trabajo, por lo que no se había dado cuenta del tiempo que había pasado desde su última visita al baño.
Finalmente, decidió que necesitaba un descanso y se dirigió al baño. Al llegar allí, notó que no había papel higiénico en el dispensador. Miró a su alrededor, pero no había ningún rollo de papel a la vista. Comenzó a entrar en pánico, sabiendo que necesitaba limpiarse, pero sin saber cómo hacerlo.
Empezó a buscar desesperadamente en los armarios y cajones del baño en busca de papel, pero no había nada. En su desesperación, incluso trató de usar la manga de su camisa para limpiarse, pero rápidamente se dio cuenta de que era inútil.
La situación era angustiante. David estaba atrapado en el baño sin papel, y no había nadie cerca que pudiera ayudarlo. Empezó a sudar frío mientras intentaba idear una solución.
Entonces, empezó a escuchar ruidos extraños. Rechinidos de puertas, el sonido de pasos, y de pronto un murmullo. Pero no había nadie más en el baño. David estaba comenzando a sentirse aterrorizado.
Las luces se encendían y apagaban por sí solas, y David sentía que alguien o algo lo observaba. Se volvió para mirar detrás de él, pero no había nadie allí.
Empezó a pensar que tal vez estaba perdiendo la razón. ¿Era todo esto real o simplemente su imaginación?
De repente, la puerta se abrió y entró un niño. El niño no parecía estar asustado, sino que se limitó a ofrecerle papel higiénico a David. Éste lo tomó, aliviado, y comenzó a limpiarse. Cuando se volvió para agradecer al niño, éste había desaparecido.
David estaba confundido y asustado. ¿Cómo había aparecido ese niño allí? ¿Era una ilusión, o había sido real? Empezó a cuestionarse su cordura.
David se lavó las manos y salió del baño, tratando de mantener la calma. No quería parecer un loco frente a sus colegas.
Sin embargo, una vez fuera del baño, no pudo contenerse y le contó todo a sus colegas, aunque un poco molesto porque nadie lo había ayudado. Mencionó el niño que le había ofrecido papel higiénico, pero nadie sabía de qué estaba hablando.
Uno de sus colegas se levantó de su asiento y se acercó a él. Mirándolo fijamente, le dijo: “David, eso que viste allí dentro, no era un niño. Es un fantasma que ronda por este edificio desde hace años. Nadie ha podido explicar quién es o por qué está aquí, pero ha sido visto por varias personas. Aparentemente, suele aparecer en el baño cuando alguien está en necesidad de ayuda”.
David quedó en shock, sintiendo cómo su piel se erizaba. ¿Había visto realmente un fantasma? Esa pregunta seguía resonando en su cabeza, y cuanto más lo pensaba, más se convencía de que había sido real. A medida que pasaban las horas, David se encontraba cada vez más obsesionado con el encuentro del baño. No podía concentrarse en nada más que en la idea de que había sido testigo de un evento sobrenatural.
Finalmente, después de horas de divagar en su mente, David decidió que necesitaba encontrar respuestas. Regresó al baño esa misma noche, después de que la mayoría de la gente había salido de la oficina, y se encerró en uno de los cubículos. Se sentó en la taza del inodoro, tratando de recordar todos los detalles del encuentro con el niño fantasma.
Fue entonces cuando comenzó a notar cosas extrañas. La luz parpadeaba, y los grifos del lavabo goteaban a un ritmo inquietante. David se sentía cada vez más nervioso, pero no podía abandonar la búsqueda de respuestas. Fue entonces cuando escuchó un sonido proveniente del cubículo de al lado.
Al principio, pensó que era solo su imaginación, pero luego escuchó claramente cómo se movía el papel higiénico. No podía ser su mente jugándole una mala pasada otra vez. Con el corazón latiendo con fuerza, David abrió la puerta del cubículo de al lado.
No había nadie allí. Solo el sonido del papel higiénico girando y girando en la nada. David se quedó paralizado por unos segundos, intentando entender lo que acababa de suceder. Fue entonces cuando notó algo extraño. La puerta del cubículo que acababa de abrir estaba cerrada de nuevo.
David sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Si bien estaba completamente solo en el baño, estaba convencido de que no estaba solo en absoluto. Decidió que había tenido suficiente y se apresuró a salir del baño lo más rápido posible.
Pero la experiencia del baño fantasma no era algo que pudiera simplemente ignorar. Empezó a investigar la historia del edificio y descubrió que había habido un niño que había muerto en el edificio hace muchos años. La historia decía que había muerto trágicamente en uno de los baños, resbalando con poco de jabón derramado en el piso provocando que su cabeza golpeara el lavabo, cayendo al suelo desfallecido. Los servicios medicos nada pudieron hacer.
David se sintió escalofriado al leer esto. ¿Podría ser que había encontrado el fantasma del niño en el baño esa noche? A medida que pasaban los días, los acontecimientos extraños seguían ocurriendo en la oficina. Las puertas se cerraban solas, las luces se apagaban, y la sensación de no estar solo era cada vez más fuerte.
David sabía que tenía que hacer algo para poner fin a todo esto. Investigó más sobre la muerte del niño y finalmente descubrió su nombre. Con la ayuda de un investigador privado, localizó a la familia del niño y les contó su historia.
La familia del niño estaba agradecida por la información que David les había proporcionado. Le dijeron que habían sospechado durante mucho tiempo que su hijo había muerto en la oficina, pero nunca habían podido encontrar la verdad. Agradecidos, la familia del niño se comprometió a realizar una oración y tratar de liberar su alma del mundo terrenal.
El niño no volvió aparecer, sin embargo esta esperando a que alguien se quede sin papel para volver una vez más del inframundo y seguir buscando a quien derramo el jabón el piso para cobrar venganza.